domingo, 28 de julio de 2013

DÍA A DÍA CON LA VERDAD UNIVERSAL: 29 de julio




 DÍA A DÍA CON LA VERDAD UNIVERSAL:

Comentarios exegéticos
sobre El Libro de los Espíritus, de Allan Kardec:
La obra cumbre del pensamiento universal:
29 de julio

16. Aquellos que profesan esta doctrina, pretenden encontrar en ella la demostración de algunos de los atributos de la Divinidad y razonan de esta manera: Los mundos son infinitos, por lo tanto es infinito, también, Dios. El vacío o la nada no existe en algún lugar, por lo cual Dios está en todas partes. Estando en todas partes, ya que todo es parte integral de Él, Dios da a todos los fenómenos de la naturaleza el carácter de la inteligencia. Qué objeción se puede oponer a esta opinión?

-“La razón. Reflexionad bien y no os será difícil descubrir la absurdidad”-.

Comentario de Allan Kardec: Esta doctrina hace de Dios un ser material, que, si bien dotado de inteligencia suprema, sería en grande lo que nosotros somos en pequeño. Ahora, si así fuese, por cuanto la materia se transforma perennemente, Dios no tendría estabilidad alguna, estaría sujeto a todas las mutaciones y a todas las necesidades del ser humano y le haría falta uno de los atributos divinos más esenciales, cual es el de la inmutabilidad.

Las propiedades de la materia son incompatibles con el concepto de Dios, y no hacen más que profesarlo. Todas las sutilezas del sofisma  no alcanzarán jamás a resolver  el problema de su íntima naturaleza. Por otra parte, si no sabemos lo que es Dios, conocemos bien, en cambio, lo que Él no puede ser. Ahora, este sistema está  en abierta contradicción con los atributos divinos más esenciales, y confunde el Creador con la criatura, como si se dijese, que una maquina ingeniosa es una parte integral del mecánico que la ha concebido.

La inteligencia de Dios, se revela en sus obras, al igual que la de un pintor en su cuadro; empero, las obras de Dios no son Dios como el cuadro no es el pintor que lo ha realizado.


COMENTARIO EXEGÉTICO DE GIUSEPPE ISGRÓ C.

En comentarios anteriores se ha explicado como cada ser en los cuatro reinos naturales: humano, animal, vegetal y mineral, constituyen una emanación a la conciencia individual a partir de la Divinidad sin dejar de ser la Divinidad y sin separarse de la Divinidad.
Cada uno de los seres de los cuatro reinos naturales está dotado de una conciencia que es la réplica exacta de la de la Divinidad. Es decir, la conciencia de la Divinidad se encuentra presente en cada ser de acuerdo con los estados – valores – atributos desarrollados y en el respectivo nivel – grado – estación en que cada quien se encuentre.
La diferencia de la conciencia de la Divinidad con la de cada ser emanado a la conciencia individual consiste en que, la Divinidad tiene su conciencia desarrollada, en todos sus estados y estaciones, atributos y grados perceptivos, en todas las vertientes y variantes. Mientras que, cada ser de los cuatro reinos naturales, los tiene desarrollados en su respectivo nivel evolutivo.
Empero, la Divinidad es anhelo de ser y el ser individual, la expresión de ese anhelo o voluntad de ser. La Divinidad actúa en cada ser por medio de la conciencia, manifestándose en ella por el lenguaje de los sentimientos de los valores universales, por cuya acción ejerce acciones coercitivas, coactivas, de empuje y de bloqueo, de manera que, cada ser, pueda realizar la cosa correcta, en el lugar adecuado, en el tiempo perfecto de la Divinidad.
La Divinidad tiene en su conciencia plasmada la ley cósmica. El ser individual, también. La diferencia es el grado de desarrollo. En ambos, la ley cósmica es eterna e inmutable. Pero el ser individual adquirirá conciencia de la totalidad de la ley cósmica durante la eternidad sin agotarla jamás, ya que los valores universales que la sustentan son infinitos en sus grados perceptivos –estaciones perceptivas- de la verdad universal. En su eterno viaje de regreso del ser individual, en los cuatro reinos naturales, hacia el Ser Universal, va adquiriendo conciencia de los estados-atributos divinos-valores universales, pasando de una estación a otra, de un grado a otro, en la eterna e infinita escala de la polarización universal. Es un trabajo de alquimia espiritual transmutándose cada ser de un grado de conciencia a otro más elevado, en todos los estados de conciencia, atributos divinos o valores universales.
Además, estando el infinito universo lleno de la energía universal cuya fuente es la misma Divinidad, como si la misma Divinidad, – Espíritu universal, tuviese diferentes escalas de frecuencias vibratorias -según los reinos naturales que existen, de la cual se alimentan cada uno de dichos reinos-, la presencia de la Divinidad se encuentra en cada ser de cada reino natural, sin dejar de ser la Divinidad y sin separarse de la Divinidad.
Pese a la aparente diversidad entre la dimensión espiritual y la física, ésta se encuentra vivificada por los entes espirituales de los cuatro reinos naturales.
En toda expresión de vida en la dimensión física se encuentra la Divinidad que anima esa vida y toda expresión de vida forma parte de la Divinidad sin ser toda la Divinidad, pero, es la Divinidad. Una paradoja digna de constante meditación.  


Tema en desarrollo.

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