DÍA A DÍA CON LA VERDAD UNIVERSAL:
Comentarios exegéticos
sobre El Libro de los Espíritus, de Allan Kardec:
La obra cumbre del pensamiento universal:
29 de julio
16. Aquellos que profesan esta
doctrina, pretenden encontrar en ella la demostración de algunos de los
atributos de la Divinidad
y razonan de esta manera: Los mundos son
infinitos, por lo tanto es infinito, también, Dios. El vacío o la nada no
existe en algún lugar, por lo cual Dios está en todas partes. Estando en todas
partes, ya que todo es parte integral de Él, Dios da a todos los fenómenos de
la naturaleza el carácter de la inteligencia. Qué objeción se puede oponer
a esta opinión?
-“La razón. Reflexionad bien y no os
será difícil descubrir la absurdidad”-.
Comentario de Allan Kardec: Esta
doctrina hace de Dios un ser material, que, si bien dotado de inteligencia
suprema, sería en grande lo que nosotros somos en pequeño. Ahora, si así fuese,
por cuanto la materia se transforma perennemente, Dios no tendría estabilidad
alguna, estaría sujeto a todas las mutaciones y a todas las necesidades del ser
humano y le haría falta uno de los atributos divinos más esenciales, cual es el
de la inmutabilidad.
Las
propiedades de la materia son incompatibles con el concepto de Dios, y no hacen
más que profesarlo. Todas las sutilezas del sofisma no alcanzarán jamás a resolver el problema de su íntima naturaleza. Por otra
parte, si no sabemos lo que es Dios, conocemos bien, en cambio, lo que Él no
puede ser. Ahora, este sistema está en
abierta contradicción con los atributos divinos más esenciales, y confunde el
Creador con la criatura, como si se dijese, que una maquina ingeniosa es una
parte integral del mecánico que la ha concebido.
La
inteligencia de Dios, se revela en sus obras, al igual que la de un pintor en
su cuadro; empero, las obras de Dios no son Dios como el cuadro no es el pintor
que lo ha realizado.
COMENTARIO EXEGÉTICO DE GIUSEPPE ISGRÓ C.
En comentarios anteriores se ha explicado como cada ser en los cuatro reinos naturales:
humano, animal, vegetal y mineral, constituyen una emanación a la conciencia
individual a partir de la Divinidad sin dejar de ser la Divinidad y sin
separarse de la Divinidad.
Cada uno de los seres de los cuatro reinos
naturales está dotado de una conciencia que es la réplica exacta de la de la Divinidad. Es decir, la conciencia de la Divinidad se
encuentra presente en cada ser de acuerdo con los estados – valores – atributos
desarrollados y en el respectivo nivel – grado – estación en que cada quien se
encuentre.
La diferencia de la conciencia de la Divinidad con
la de cada ser emanado a la conciencia individual consiste en que, la Divinidad
tiene su conciencia desarrollada, en todos sus estados y estaciones, atributos
y grados perceptivos, en todas las vertientes y variantes. Mientras que, cada
ser de los cuatro reinos naturales, los tiene desarrollados en su respectivo
nivel evolutivo.
Empero, la Divinidad es anhelo de ser y el ser
individual, la expresión de ese anhelo o voluntad de ser. La Divinidad actúa en
cada ser por medio de la conciencia, manifestándose en ella por el lenguaje de
los sentimientos de los valores universales, por cuya acción ejerce acciones
coercitivas, coactivas, de empuje y de bloqueo, de manera que, cada ser, pueda
realizar la cosa correcta, en el lugar adecuado, en el tiempo perfecto de la
Divinidad.
La Divinidad tiene en su conciencia plasmada la
ley cósmica. El ser individual, también. La diferencia es el grado de
desarrollo. En ambos, la ley cósmica es eterna e inmutable. Pero el ser
individual adquirirá conciencia de la totalidad de la ley cósmica durante la
eternidad sin agotarla jamás, ya que los valores universales que la sustentan
son infinitos en sus grados perceptivos –estaciones perceptivas- de la verdad
universal. En su eterno viaje de regreso del ser individual, en los cuatro
reinos naturales, hacia el Ser Universal, va adquiriendo conciencia de los
estados-atributos divinos-valores universales, pasando de una estación a otra,
de un grado a otro, en la eterna e infinita escala de la polarización
universal. Es un trabajo de alquimia espiritual transmutándose cada ser de un
grado de conciencia a otro más elevado, en todos los estados de conciencia,
atributos divinos o valores universales.
Además, estando el infinito universo lleno de la
energía universal cuya fuente es la misma Divinidad, como si la misma Divinidad,
– Espíritu universal, tuviese diferentes escalas de frecuencias vibratorias -según los reinos naturales que existen, de
la cual se alimentan cada uno de dichos reinos-, la presencia de la
Divinidad se encuentra en cada ser de cada reino natural, sin dejar de ser la
Divinidad y sin separarse de la Divinidad.
Pese a la aparente diversidad entre la dimensión
espiritual y la física, ésta se encuentra vivificada por los entes espirituales
de los cuatro reinos naturales.
En toda expresión de vida en la dimensión física
se encuentra la Divinidad que anima esa vida y toda expresión de vida forma
parte de la Divinidad sin ser toda la Divinidad, pero, es la Divinidad. Una paradoja
digna de constante meditación.
Tema en desarrollo.
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