DÍA A DÍA CON LA VERDAD UNIVERSAL:
Comentarios exegéticos
sobre El Libro de los Espíritus, de Allan Kardec:
La obra cumbre del pensamiento universal:
23 de julio
10. Puede el ser
humano comprender la naturaleza íntima de Dios?
-“No: necesitaría
un sentido que le falta”-.
COMENTARIO
EXEGÉTICO DE GIUSEPPE ISGRÓ C.
Podríamos complementar la respuesta anterior
de la siguiente manera, tomando en cuenta el contexto de las respuestas a las
preguntas que siguen: -“No; necesitaría un sentido que le falta, aún, por
desarrollar”.
El ser humano, y
cada uno de los restantes seres en los cuatro reinos naturales, han emanado a
la conciencia individual, a partir del Ser Universal, perfectos, dotados,
potencialmente, de todos los atributos divinos, análogos a los de Él.
La única
diferencia reside en que los del Ser Universal se encuentran desarrollados en
todas sus vertientes y variantes, en grado infinito, y los de los seres
individuales, se encuentran dotados de potencialidad que desarrollarán en el
eterno presente, sin límites de ninguna naturaleza, en la medida en que se
vayan ampliando las percepciones de sus estados de conciencia.
Es decir, los
grados evolutivos de la conciencia se expresarán mediante una ampliación
constante de sus aptitudes perceptivas y de comprensión, y en sus capacidades
de hacer o dejar de hacer, expresando el poder creador potencialmente infinito,
de acuerdo con los grados de necesidades que se vayan experimentando, en el
aquí y ahora.
Es preciso tener presente, al igual que se explica en el
comentario de la respuesta a la pregunta Nº 81, que el Ser Universal emana a la
conciencia individual, en el Alma Universal, en cada uno de los seres de los cuatros
reinos naturales, sin dejar de ser Él mismo, y sin separarse de Él mismo, por
lo cual, cada ser individualizado es el mismo Creador que inicia su respectivo
rol dotado con los mismos atributos, y con libre albedrío, desde cero grado de
progreso, pero con el mismo potencial infinito, tanto en conciencia perceptiva
como en poder creador, que expresará en la medida que las necesidades
existenciales lo vayan requiriendo, en su ascenso evolutivo gradual, y como
expresión de la voluntad de la
Divinidad , de la cual es instrumento. Es decir, en la medida
que cada uno de los seres se vaya conociendo a sí mismo, en ese mismo grado
reconocerá, en sí mismo, a Dios, el Ser Universal, percibiendo que todo es UNO.
La clave reside en CONOCERSE A SÍ MISMOS, y percibir, en la propia conciencia,
el lenguaje de los sentimientos con que, constantemente, se comunica el Ser
Universal, con cada quien, en los cuatro reinos naturales. Allí, en la CONCIENCIA , se expresa
el conocimiento de la VERDAD UNIVERSAL ,
relativa a los valores universales, o atributos divinos, y el PODER CREADOR, en
la medida, y grados, en que los va precisando. Podemos concluir,
contundentemente, que cada uno de los seres en los cuatro reinos naturales, YA
CONOCE AL SER UNIVERSAL, lo que ocurre es que no lo recuerda, aún, en la
conciencia individual.
Empero, cuando oportunamente le vuelva a percibir, en su
esencia, se percatará de que ya le conocía. Esta es la razón por la cual
los sufíes practican el constante recuerdo del nombre de Dios; recordando al
Recordado, se Le llega a recordar, en un momento dado.
Es preciso recordar que donde se centra la
atención se expande la conciencia. Si centramos la propia conciencia en Dios,
el Ser Universal, comenzamos a percibirle, gradualmente, en mayor grado, cada
vez más, y a adquirir la conciencia de los atributos divinos, o valores
universales, como aptitud perceptiva, y capacidad creadora-realizadora, en
armonía con los planes trazados en la LEY CÓSMICA.
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