DÍA A DÍA CON LA VERDAD UNIVERSAL:
Comentarios exegéticos
sobre El Libro de los Espíritus, de Allan Kardec:
La obra cumbre del pensamiento universal:
17 de julio
4. En qué puede sustentarse la prueba de la
existencia de Dios?
-“En un axioma que aplicáis a vuestras
ciencias: No existe efecto sin causa. Buscad la causa de todo lo que no sea
obra del ser humano y vuestra razón os responderá”-.
Para creer en Dios, es suficiente observar las obras de la
Creación. El universo existe; por lo cual tiene una causa. Dudar de la
existencia de Dios, sería como negar que cada efecto tenga una causa, y afirmar
que la nada haya podido producir alguna cosa.
COMENTARIO
EXEGÉTICO GIC:
La
prueba de la existencia de Dios se puede observar en todo lo que es, o está
manifestado en la realidad. También, en lo que, eternamente, se manifiesta en
el eterno presente. Él es; tú eres; él, - ella-, es; nosotros somos; ustedes
son; ellos son. Todo es Él, sin dejar de ser Él, y sin separarse de Él.
Todo
lo que es, es Él.
Todo
lo que es, emana de Él, sin dejar de ser Él y sin separarse de Él. Es Él
emanado a la conciencia individual, en el Alma Universal, con los mismos
atributos que los de Él, en los Espíritus de los cuatro reinos naturales.
Él
es causa y fuente de todo lo existente y de todo lo que eternamente existirá.
Él
es ley cósmica impresa en su propia conciencia y en la conciencia de cada ser.
Él
es guía de sí mismo en la conciencia de cada ser por los valores universales, o
atributos divinos, o sentidos cósmicos. Los valores universales fungen de
sentidos cósmicos en cada ser de los cuatro reinos naturales. Él es anhelo de
ser; cada ser en los cuatro reinos naturales es una expresión de su voluntad.
Toda
vida es una expresión de Él.
Toda
voluntad es una expresión de su voluntad.
Todo
amor es una expresión de su amor.
Toda
justicia es una expresión de su justicia.
Toda
belleza es un grado de la expresión de su belleza, la que cada ser es capaz de
expresar en un momento dado, según el nivel de conciencia alcanzado.
Todo
poder es una expresión de su poder creador.
Todo
conocimiento es una expresión de su conocimiento, en determinado grado.
DIOS
Autor: Allan Kardec
Del libro: La Génesis
Versión castellana: GIC
-“Por cuanto Dios es la causa primera de todas las
cosas, el punto de partida de todo, la base sobre la cual se apoya el edificio
de la creación, este es el punto que va considerado antes de cualquier otro”.
“Es elemental, en
principio, que se juzgue una causa por sus efectos, aun cuando la causa no es
visible. ….. Por lo cual, no siempre es necesario ver algo para saber que
existe; en cada caso, se llega al conocimiento de las causas observando los
efectos”.
-“Otro Principio,
de igual manera elemental, se ha convertido en un axioma por la fuerza de su
verdad, el cual es: CADA EFECTO INTELIGENTE, DEBE TENER UNA CAUSA INTELIGENTE.
Si se preguntara quien es el constructor de un determinado mecanismo ingenioso,
-¿qué se pensaría de alguien que responda que ha sido hecho por sí mismo?
Cuando se observa una obra maestra del arte o de la industria, se dice que debe
ser el producto de un hombre de genio, ya que su concepción ha debido
realizarla otra inteligencia, juzgando, al mismo tiempo, que ha debido hacerla
un hombre, por cuanto se sabe que no es superior a la capacidad humana. A nadie
se le ocurrirá de afirmar que salió de la mente de un idiota o de un ignorante,
y menos aún que es el resultado del trabajo de un animal o el producto de la
casualidad”.
-“En todas partes,
la presencia del hombre se reconoce por sus obras. La existencia de los hombres
antediluvianos no está probada únicamente por los restos fósiles, sino,
también, y con certeza mucho mayor, por la presencia, en los terrenos de una
cierta época, de objetos trabajados por seres humanos. Un fragmento de
vaso, una piedra tallada, un arma y un ladrillo son suficientes para testimoniar
su presencia. De la rusticidad o de la perfección del trabajo se podrá juzgar
el grado de la inteligencia y del desarrollo de quienes lo han realizado Si,
por lo tanto, encontrándoos en un pueblo habitado exclusivamente por salvajes,
descubrís una estatua digna de Fidias, no dudarías en decir que, dado que los
salvajes no han podido realizarla, debe ser la obra de una inteligencia
superior a la de los indígenas”.
-“Ahora bien, si
miramos alrededor y se observan las obras de la naturaleza, la previsión, la
sabiduría y la armonía que presiden a todas estas obras, se reconoce que no hay
ninguna que no supere el grado más alto de la inteligencia humana. Por cuanto,
el hombre no ha podido producirlas, ellas son el producto de una inteligencia
superior a la humanidad, a menos que se quiera afirmar que existen efectos sin
causas”.
-“A esto, algunos
contraponen el siguiente razonamiento:
-“Las obras de la
naturaleza son el producto de fuerzas materiales que actúan mecánicamente,
según las leyes de atracción y de repulsión; las moléculas de los cuerpos
inertes se agregan y se disgregan por la acción de tales leyes. Las plantas
nacen, crecen y se multiplican siempre del mismo modo, cada una en su propia
especie, en virtud de las mismas leyes. Cada ejemplar es similar de aquel del
cual nació. El crecimiento, la floración, la fructificación y la coloración se
encuentran subordinadas a causas materiales, como el calor, la electricidad, la
luz, la humedad, etcétera. Lo mismo ocurre, también, para los animales.
Los astros se forman a causa de la atracción molecular y se mueven
perpetuamente en sus órbitas por efecto de la gravitación. Esta regularidad
mecánica de las fuerzas naturales no hace, por lo tanto, pensar a una
inteligencia libre. El hombre mueve el brazo cuando quiere y como quiere, pero
quien lo movería de la misma manera desde el nacimiento hasta la
desencarnación sería un autómata: ahora, las fuerzas orgánicas de la
naturaleza son puramente automáticas”-.
-“Todo esto es
verdad; empero, estas fuerzas son efectos que deben tener una causa y
nadie pretende que ellas constituyan la Divinidad. Son materiales y mecánicas.
No son inteligentes en sí mismas, y también esto es verdad; pero, son puestas
en acción, distribuidas, adaptadas a las necesidades de todas las cosas gracias
a una inteligencia que no es la de los hombres. El útil acomodo de estas
fuerzas es un efecto inteligente que denota una causa inteligente. ¿Qué
sería aquel péndulo si una inteligencia no hubiera combinado, calculado,
distribuido el empleo de tal fuerza para hacerlo mover con precisión? Dado que
la inteligencia no se encuentra en el mecanismo del péndulo, y por cuanto no se
le ve, -¿sería, por lo tanto racional concluir que no existe? Es suficiente
valuar los efectos”.
-“La existencia
del reloj prueba la existencia del relojero; la ingeniosidad del mecanismo
demuestra la inteligencia y la ciencia del relojero. Cuando un péndulo os da,
en un momento dado, la información que precisáis, -¿os ha llegado a la mente,
acaso, la idea: he aquí un péndulo inteligente?”
-“Lo mismo es
válido para el mecanismo del universo. Dios no se muestra, pero se afirma por
medio de sus obras”.
-“La existencia de
Dios es, por lo tanto, un hecho adquirido, no solamente por medio de la
revelación, sino por medio de las evidencias materiales de los hechos. Los
pueblos salvajes no han recibido revelación alguna, empero, creen, todos
indistintamente, a la existencia de una potencia sobrehumana; ven cosas
superiores al poder humano, y concluyen que provienen de un ser superior a la
humanidad. -¿No son, quizá, más lógicos de cuantos pretenden que se han hecho
por sí solos?”
-“Al ser humano no
le es dado sondear la naturaleza íntima de Dios. Para comprender a Dios ocurre,
aún, el sentido que se adquiere, solamente, con la completa purificación del
Espíritu. Empero, si el ser humano no puede penetrar la esencia, dado que su
existencia es dada como premisa, puede, por lo tanto, a través el razonamiento,
llegar al conocimiento de sus atributos necesarios; ya que, viendo que no puede
no ser sin dejar de ser Dios, concluye en que debe ser”.
-“Sin el
conocimiento de los atributos de Dios, sería imposible comprender la obra de la
creación: es el punto de partida de todos los grupos espirituales, y, debido a
que no se han revuelto a ellos como se hace con el faro que índica el camino,
muchos de estos grupos han cometidos errores en sus concepciones. Aquellos que
no han atribuido a Dios la omnipotencia han imaginado numerosos dioses; los que
no le han atribuido la suprema bondad han plasmado un dios celoso, colérico,
parcial y vengador”.
-“Dios es la
suprema y soberana inteligencia. La inteligencia del hombre es limitada, por
cuanto no puede ni hacer ni comprender todo lo que existe; la de Dios, que
abraza el infinito, debe ser infinita. Si la supusiese limitada sobre un punto
cualquiera, se podría concebir, todavía, un ser más inteligente, capaz de
comprender y de hacer lo que el otro no podría hacer, y así, sucesivamente,
hasta el infinito”.
-“Dios es eterno,
es decir, no tiene principio ni tendrá fin. Si hubiese tenido un principio,
habría salido de la nada; ahora, la nada no existe y no puede producir nada; o
bien, habría sido creado por otro ser preexistente, y entonces, sería este
último quien sería Dios. Si se le atribuyese un principio o un fin, se podría,
por lo tanto, concebir un ser existente ante de Él, o que contribuiría a que
existiese después de Él, y así sucesivamente hasta el infinito”.
-“Dios Es
inmutable. Si estuviese sujeto a cambios, las leyes que rigen el universo no tendrían
estabilidad alguna”.
-“Dios es
inmaterial: su naturaleza difiere de todo lo que nosotros llamamos
materia; de otro modo no sería inmutable, por cuanto estaría sujeto a
transformaciones de la materia”.
-“Dios no tiene
una forma que nosotros podamos valuar con los sentidos; de otro modo sería
materia. Nosotros decimos: la mano de Dios, el ojo de Dios, la boca de Dios,
porque el ser humano, no conociendo más que a si mismo, se toma como término de
comparación de todo cuanto no comprende. Las imágenes que representan Dios como
un anciano de larga barba, envuelto en un manto, son ridículas; tienen el
defecto de disminuir el Ser Supremo reduciéndolo a las dimensiones mezquinas de
la humanidad; de aquí a que se les atribuyan las pasiones de la humanidad, que
hacen de Él un Dios colérico y celoso, no hay más que un paso”.
-“Dios es
omnipotente: Si no poseyera la potencia suprema, se podría concebir un ser más
poderoso todavía, y así sucesivamente hasta cuando se encontrase el ser que
ningún otro podría superar en potencia: y sería este último Dios”.
-“Dios es
supremamente justo y bueno: La sabiduría providencial de las leyes divinas se
revela en las más pequeñas cosas al igual que en las grandes: esta sabiduría no
permite dudar ni de su justicia ni de su bondad”.
-“El infinito de
una cualidad excluye la posibilidad de la existencia de una cualidad contraria
que la disminuiría o la anularía. Un ser infinitamente bueno no puede tener la
mínima partícula de maldad, y el ser infinitamente malvado no puede tener la mínima
partícula de bondad: de igual manera que un objeto no podría ser absolutamente
negro si tuviese una pequeña mezcla de blanco, ni absolutamente blanco si
tuviese una pequeña mezcla de negro”.
-“Dios no podría
ser, por lo tanto, bueno y malvado al mismo tiempo, por cuanto, en tal caso, no
poseyendo en grado supremo ni la una ni la otra de estas cualidades, no sería
Dios; todas las cosas serían abandonadas al capricho, y nada sería estable.
Dios no podría ser, por lo tanto, que infinitamente bueno o, al contrario,
infinitamente malvado. Ahora, dado que sus obras son testimonios de su
sabiduría, de su bondad y de su precisión, es preciso concluir que, no pudiendo
ser al mismo tiempo bueno y malvado sin dejar de ser Dios, debe ser
infinitamente bueno”.
-“La bondad
suprema comporta la suprema justicia; por cuanto si Él actúa injustamente o con
parcialidad en una sola circunstancia, en relación con una sola de sus
criaturas, no sería supremamente justo, y de consecuencia no sería supremamente
bueno”.
-“Dios es
infinitamente perfecto. Es imposible concebir a Dios sin el infinito de las
perfecciones, sin lo cual no sería Dios, por cuanto se podría siempre concebir
un ser que poseyera lo que le faltaría a Él. Para que ningún ser pueda
superarlo, es necesario que Él sea infinito en todo”.
“Los atributos de
Dios, siendo infinitos, no pueden ser aumentados ni disminuidos, de otra manera
no serían infinitos y Dios no sería perfecto. Si se le quitara la más pequeña
partícula de uno solo de sus atributos, no sería más Dios, ya que podría
existir un ser más perfecto”.
-“Dios es único.
La unicidad de Dios es la consecuencia del infinito absoluto de las
perfecciones. Otro Dios podría existir solamente con la condición de ser
igualmente infinito en cada cosa; por cuanto si entre los dos hubiese la mínima
diferencia, uno sería inferior al otro, y subordinado a su potencia, por lo
cual no sería Dios. Si entre los dos hubiese una igualdad absoluta habría,
desde la eternidad, un solo pensamiento, una sola voluntad, una sola potencia;
y así integrados en su identidad, en realidad los dos serían un solo Dios. Si
tuviesen cada uno atributos especiales, y uno haría lo que el otro no hace,
entonces ya no habría entre ellos una igualdad perfecta, por cuanto ni el uno
ni el otro tendrían la autoridad suprema”.
-“La ignorancia
del principio del infinito de las perfecciones de Dios ha generado el
politeísmo, que es el culto de todos los pueblos primitivos; ellos han
atribuido la divinidad a todas las potencias que parecían superiores a la
humanidad; posteriormente, la razón los ha llevado a confundir en una sola
estas potencias diversas. Después, a medida que los seres humanos han
comprendido la esencia de los atributos divinos, han quitado de sus símbolos
las creencias que constituían la negación”.
-“Resumiendo, Dios
no puede ser Dios sino con la condición de no ser superado en nada por otro
ser; ya que, entonces, el ser que lo superase en una cosa cualquiera, sea aún
por muy poco, sería el verdadero Dios; en consecuencia, Él debe ser infinito en
cada cosa”.
“En este modo,
constatada la existencia de Dios a través de sus obras, se llega, por medio de
la simple deducción lógica, a determinar los atributos que le caracterizan”.
-“Dios, es, por lo
tanto, la suprema y soberana inteligencia; es único, eterno, inmutable,
inmaterial, omnipotente, supremamente justo y bueno, infinito en todas sus
perfecciones; y no puede ser otro”.
“Esta es la base
sobre la cual se apoya el edificio universal; es el faro cuyos rayos se
extienden sobre todo el universo, y es el único que puede cuidar al ser humano
en la búsqueda de la verdad; siguiéndolo no equivocará jamás la vía, y si tan
frecuentemente se deja desviar de su ruta, esto ocurre porque no ha seguido la
ruta que le había sido indicada”.
-“Este es,
también, el criterio infalible de todas las doctrinas filosóficas y
espirituales, el ser humano, para juzgarlas, dispone de una medida
rigurosamente exacta, constituida por los atributos de Dios; y se puede afirmar
con certeza que todas las teorías, los dogmas, las fe, los principios,
las practicas que están en contradicción con uno solo de estos atributos de
manera de debilitarlo o de anularlo, no podrían estar en la realidad”.
-“En la filosofía,
en la psicología, en la moral, en la espiritualidad, no puede ser verdad lo que
se separa, aunque sea de poco, de las cualidades esenciales de la Divinidad. La
espiritualidad perfecta aquella en la cual ni un solo artículo de fe estuviese
en contrasto con estas cualidades, en las cuales los fundamentos podrían asumir
las pruebas de este control, sin recibir daño”.
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