10 de diciembre
Comentarios exegéticos
sobre El Libro de los Espíritus, de Allan Kardec:
La obra cumbre del pensamiento universal:
151. Cómo se debe
entender la opinión, según la cual el Espíritu después de la desencarnación
vuelve a entrar en el Todo universal?
–“Que el conjunto de los Espíritus forma un todo, constituye un mundo.
Cuando intervenís en una asamblea, sois parte integrante de la misma, pero,
siempre conserváis vuestra individualidad”-.
COMENTARIO EXEGÉTICO DE GIUSEPPE ISGRÓ C.
Pese a que, el Espíritu, en cada ser de los cuatro reinos naturales, emana a la conciencia individual, en el Alma Universal, a partir del Ser Universal, o Divinidad, con todos los atributos divinos, en estado de potencialidad, sin dejar de ser la misma Divinidad, y sin separarse de ella misma, una vez comenzado el proceso de individualización, jamás vuelve a perder ese carácter,
A partir del inicio en la conciencia individual, el Espíritu da comienzo, también, al eterno retorno del ser individual al Ser Universal, retorno que dura eternamente, sin llegar jamás a completarlo, por ser eterno el camino del progreso. Estando los atributos divinos desarrollados en grado infinito, requerirá cada Espíritu, de la eternidad para descubrir, en sí mismo ese Total existencial.
En ese eterno retorno, el Espíritu, en los cuatro reinos naturales: humano, animal, vegetal y mineral, va desarrollando los atributos divinos en todas sus vertientes y variantes, encontrando, siempre, un más allá sin límites algunos. Esto es debido a que la Divinidad, en el desarrollo infinito de sus atributos, en todas sus vertientes y variantes, no tiene límites.
Mientras el Ser Universal tiene desarrollados sus atributos divinos en grado infinito, en todas sus vertientes y variantes, el ser individual, en cada uno de los cuatro reinos, pese a poseerlos, igualmente, en forma idéntica, no lo sabe, y lo irá descubriendo en el eterno retorno a Casa, sin llegar jamás a Casa, ya que, vaya donde vaya se encuentra en Casa. Una paradoja.
Mientras tanto, coadyuva a la eterna expansión de la Creación, que, por alguna razón no es estática, sino dinámica, en constante transformación, o renovación.
Algún día, todos los planetas del universo dejarán de existir, e irán siendo sustituidos por otros que se irán formando, gradualmente, tal como la Astronomía ha detectado que se encuentran planetas en formación.
Es la ley cósmica del cambio, constante transformación que, por alguna razón, la Divinidad, en su infinita inteligencia, sabiduría y/o prudencia, quiso que, en el eterno juego que realiza consigo misma, con cada ser emanado en la conciencia individual, nada fuese permanente, excepto la ley cósmica, por lo cual, siempre precisará, cada ser, alcanzar niveles más elevados de conciencia, como proceso infinito en la espiral evolutiva: -percepción y realización-.
Esta perspectiva universal de la vida, cambia el enfoque de muchas de las matrices de opiniones, que, sin duda alguna, precisan revisión. Esta visión de la realidad universal determina que todo está por descubrirse, y rehacerse.
Un tema para seguir meditando.
COMENTARIO EXEGÉTICO DE GIUSEPPE ISGRÓ C.
Pese a que, el Espíritu, en cada ser de los cuatro reinos naturales, emana a la conciencia individual, en el Alma Universal, a partir del Ser Universal, o Divinidad, con todos los atributos divinos, en estado de potencialidad, sin dejar de ser la misma Divinidad, y sin separarse de ella misma, una vez comenzado el proceso de individualización, jamás vuelve a perder ese carácter,
A partir del inicio en la conciencia individual, el Espíritu da comienzo, también, al eterno retorno del ser individual al Ser Universal, retorno que dura eternamente, sin llegar jamás a completarlo, por ser eterno el camino del progreso. Estando los atributos divinos desarrollados en grado infinito, requerirá cada Espíritu, de la eternidad para descubrir, en sí mismo ese Total existencial.
En ese eterno retorno, el Espíritu, en los cuatro reinos naturales: humano, animal, vegetal y mineral, va desarrollando los atributos divinos en todas sus vertientes y variantes, encontrando, siempre, un más allá sin límites algunos. Esto es debido a que la Divinidad, en el desarrollo infinito de sus atributos, en todas sus vertientes y variantes, no tiene límites.
Mientras el Ser Universal tiene desarrollados sus atributos divinos en grado infinito, en todas sus vertientes y variantes, el ser individual, en cada uno de los cuatro reinos, pese a poseerlos, igualmente, en forma idéntica, no lo sabe, y lo irá descubriendo en el eterno retorno a Casa, sin llegar jamás a Casa, ya que, vaya donde vaya se encuentra en Casa. Una paradoja.
Mientras tanto, coadyuva a la eterna expansión de la Creación, que, por alguna razón no es estática, sino dinámica, en constante transformación, o renovación.
Algún día, todos los planetas del universo dejarán de existir, e irán siendo sustituidos por otros que se irán formando, gradualmente, tal como la Astronomía ha detectado que se encuentran planetas en formación.
Es la ley cósmica del cambio, constante transformación que, por alguna razón, la Divinidad, en su infinita inteligencia, sabiduría y/o prudencia, quiso que, en el eterno juego que realiza consigo misma, con cada ser emanado en la conciencia individual, nada fuese permanente, excepto la ley cósmica, por lo cual, siempre precisará, cada ser, alcanzar niveles más elevados de conciencia, como proceso infinito en la espiral evolutiva: -percepción y realización-.
Esta perspectiva universal de la vida, cambia el enfoque de muchas de las matrices de opiniones, que, sin duda alguna, precisan revisión. Esta visión de la realidad universal determina que todo está por descubrirse, y rehacerse.
Un tema para seguir meditando.
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