domingo, 8 de diciembre de 2013

102. CLASE DÉCIMA: Espíritus impuros.


23 de octubre

Comentarios exegéticos
sobre El Libro de los Espíritus, de Allan Kardec:

La obra cumbre del pensamiento universal:


102.         CLASE DÉCIMA: Espíritus impuros. Los Espíritus impuros están inclinados al mal, haciendo de ello el objeto de sus ocupaciones. Dan pérfidos consejos, esparcen la discordia y la desconfianza, y se ponen cualquier mascara para engañar mejor. Se atacan a los caracteres débiles y tales de ceder a sus sugestiones, con el fin de perderlos, contentos, si pueden, al menos, retardarle el progreso, haciéndole sucumbir en las pruebas a las cuales deber someterse.
En las manifestaciones se reconocen por el lenguaje: la trivialidad y lo rudimentario de las expresiones, en los Espíritus como en los seres humanos, son siempre indicio de inferioridad moral, si no intelectual. Sus comunicaciones permiten conocer la bajeza de las tendencias, y, si, también, desean inducir en error afectando maneras sabias, no rigen, a la larga, sin dejar caer la mascara y mostrarse cual son en realidad.
Algunos pueblos han hecho de ellos divinidades maléficas; otros los llaman con nombres de demonios, genios perversos, Espíritus del mal.
Durante su encarnación, ellos están dedicados a todos los vicios que suelen generar las pasiones viles y depravadas, como la sensualidad, la crueldad, el astucia, la hipocresía, la codicia y la sórdida avaricia. Hacen el mal por el placer de hacerlo, las más de las veces sin motivo, y, porque odian el bien, eligen casi siempre sus victimas entre las personas honestas. Son verdaderos flagelos de la humanidad, a cualquier grado social al cual pertenezcan, y la vestidura de la civilización no le salva del oprobio y de la ignominia.


No hay comentarios:

Publicar un comentario