29 de enero
EL LIBRO DE LOS
ESPÍRITUS, DÍA A DÍA
Uno de los mejores libros de todos los tiempos!!!
Autor: Allan
Kardec
199. Por qué vemos, tan
frecuentemente, truncada la vida en la infancia?
-“La poca duración de la vida de
un niño puede ser para el Espíritu encarnado en él el cumplimiento de una
anterior existencia interrumpida antes del término establecido, y su
desencarnación es, frecuentemente, una
prueba o una expiación para los progenitores”-.
Cuál suerte le toca al Espíritu
de un niño desencarnado en tierna edad?
-“Si desencarnó por haber venido
a menos en el objetivo emprendido, él recomienza una nueva existencia”-.
Si el ser humano no tuviese más que una sola
existencia corpórea, y si, después de ésta, su futuro destino fuese establecido
eternamente, cuál sería el mérito de la mitad de la especie humana, que
desencarna en la infancia, para gozar de una felicidad sin fin? Y, con cuál
derecho estaría exento de las condiciones frecuentemente duras impuestas a la
otra mitad? Un tal orden de cosas contrastaría con la justicia de Dios. Con la
reencarnación, en cambio, se establece la igualdad; el porvenir, sin excepción,
y sin favor para alguien, pertenece a todos: quien llega último no puede
inculpar más que a sí mismo. El ser
humano debe tener el mérito de sus obras, por cuanto responde por ellas.
Y, por otra parte, no es nada lógico el considerar la
infancia como un estado normal de inocencia. No vemos, quizá, los instintos más
malvados dominar, tal vez, en los niños en una edad, en la cual la educación no
ha podido ejercitar influencia alguna? No observamos a aquellos que traen en su
naturaleza la astucia, la doblez, la perfidia, e inclusive, la tendencia al
robo y a los hechos de sangre, que perduran no obstante el buen ejemplo que
reciben? La ley civil los absuelve de sus hechos reñidos con la justicia,
disculpándoles aseverando que han actuado sin discernimiento, y a buena razón,
por cuanto actúan más instintivamente que de propósito deliberado. Empero, de
dónde pueden provenir entre niños de la misma edad, frecuentemente educados en
las mismas condiciones, y sujetos a las mismas influencias? De dónde tal precoz
perversidad si no de la bajeza del Espíritu, ya que la educación no tiene
inherencia? Los niños viciosos son tales, porque su Espíritu ha progresado
menos, y deriva de ello las
consecuencias, no por las obras del niño, sino por las de sus existencias
anteriores. De esta manera, la ley es igual para todos y la justicia de Dios
alcanza a todos.
Muchas gracias, es una verdad inrefutable. Bendiciones
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