sábado, 1 de febrero de 2014

187. Los Espíritus puros habitan en mundos especiales, o se encuentran en el espacio universal sin estar ligados más a un mundo que a otro?


16 de enero


EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS, DÍA A DÍA
Uno de los mejores libros de todos los tiempos!!!
Autor: Allan Kardec


187.   Los Espíritus puros habitan en mundos especiales, o se encuentran en el espacio universal sin estar ligados más a un mundo que a otro?
-“Los Espíritus puros habitan determinados mundos; empero, no se encuentran confinados como los seres humanos en la tierra. Ellos pueden, mejor que los otros, encontrarse, por así decirlo, en todas partes”-. (*)
(*) Según los Espíritus, entre todos los planetas que componen nuestro sistema planetario, la Tierra sería uno de aquellos cuyos habitantes se encuentran menos adelantados tanto en lo moral como en el físico. Marte le sería, todavía, inferior y Júpiter muy por encima en todos los aspectos. El Sol no sería un mundo habitado por seres corpóreos, sino un lugar de reunión de Espíritus elevados, quienes, desde allí, irradian con el pensamiento hacia los demás mundos, que ellos dirigen mediante Espíritus subordinados, con los cuales comunican por intermedio del fluido universal. En cuanto a la constitución física, nuestro Sol, como todos los demás, podría ser que sea un foco de electricidad.
El volumen y la lejanía del Sol no tendrían ninguna relación necesaria con el grado de progreso de los mundos, por cuanto Venus sería más progresada que la Tierra, y Saturno menos Júpiter.
Muchos Espíritus de personas que han vivido sobre la tierra han dicho de haber reencarnado en Júpiter, uno de los mundos más progresado de nuestro sistema; y esto causó maravilla, por cuanto sobre la tierra no eran estimados en ese grado. Empero, esta sorpresa, causa estupor, cuando se considera, en primer lugar, que, algunos Espíritus, quienes habitaban en aquel planeta, han podido ser enviados sobre la tierra para cumplir una misión, la cual, a nuestros ojos, no se percibía la totalidad de su valor; en segundo lugar, que entre su existencia terrestre y la de Júpiter, han podido tener otras intermedias, en las cuales mejorarse desde todos los puntos de vista; y de último, que en aquel mundo, como en el nuestro, habrán diversos grados de desarrollo y entre estos grados puede haber la distancia que, entre nosotros separa el salvaje del hombre civilizado.  Por lo cual, vivir en Júpiter no significa que alguien se encuentre en el nivel de los seres más avanzados que allí viven, como otros no se encuentran a nivel de un docto Instituto, solo porque vive en París.
También las condiciones de longevidad no son en todas partes las mismas que en la tierra, y la edad no tiene término de comparación. El Espíritu de una persona desencarnada desde hace tiempo, respondiendo a una evocación, dijo de haber reencarnado seis meses antes en un mundo para nosotros desconocido. Preguntado sobre la edad que tenía allí, replicó: -“No puedo valuarla, por cuanto aquí no medimos el tiempo como vosotros. El modo de existir no es más lo mismo, y el desarrollo es mucho más rápido. Tanto es cierto que, aunque yo no esté allí sino desde hace seis de vuestros meses, puedo decir de haber alcanzado una inteligencia equivalente a la que poseía a los treinta años sobre la tierra”.
Muchas respuestas análogas se han obtenido de otros Espíritus; encontramos en ellas inverosimilitud. No vemos, nosotros, sobre la tierra gran número de animales alcanzar normalmente su desarrollo en pocos meses? Por qué no podría ser, de la misma manera, con el ser humano, en otras esferas? Es preciso observar que el desarrollo que alcanza el ser humano a la edad de treinta años, no es, quizá, una especie de infancia, en comparación con aquel que él debe alcanzar? No es lógico creer de ser en todo los prototipos de la creación, y es un rebajar a Dios el creer que Él no pueda hacer obra de mayor envergadura de la criatura humana.

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