16 de enero
EL LIBRO DE LOS
ESPÍRITUS, DÍA A DÍA
Uno de los mejores libros de todos los tiempos!!!
Autor: Allan
Kardec
187. Los Espíritus puros habitan en
mundos especiales, o se encuentran en el espacio universal sin estar ligados
más a un mundo que a otro?
-“Los Espíritus puros habitan
determinados mundos; empero, no se encuentran confinados como los seres humanos
en la tierra. Ellos pueden, mejor que los otros, encontrarse, por así decirlo,
en todas partes”-. (*)
(*) Según los Espíritus, entre todos los planetas que componen nuestro
sistema planetario, la Tierra sería uno de aquellos cuyos habitantes se
encuentran menos adelantados tanto en lo moral como en el físico. Marte le
sería, todavía, inferior y Júpiter muy por encima en todos los aspectos. El Sol
no sería un mundo habitado por seres corpóreos, sino un lugar de reunión de
Espíritus elevados, quienes, desde allí, irradian con el pensamiento hacia los
demás mundos, que ellos dirigen mediante Espíritus subordinados, con los cuales
comunican por intermedio del fluido universal. En cuanto a la constitución
física, nuestro Sol, como todos los demás, podría ser que sea un foco de
electricidad.
El volumen y la lejanía del Sol no tendrían ninguna
relación necesaria con el grado de progreso de los mundos, por cuanto Venus
sería más progresada que la Tierra, y Saturno menos Júpiter.
Muchos Espíritus de personas que han vivido sobre la
tierra han dicho de haber reencarnado en Júpiter, uno de los mundos más
progresado de nuestro sistema; y esto causó maravilla, por cuanto sobre la
tierra no eran estimados en ese grado. Empero, esta sorpresa, causa estupor,
cuando se considera, en primer lugar, que, algunos Espíritus, quienes habitaban
en aquel planeta, han podido ser enviados sobre la tierra para cumplir una
misión, la cual, a nuestros ojos, no se percibía la totalidad de su valor; en
segundo lugar, que entre su existencia terrestre y la de Júpiter, han podido
tener otras intermedias, en las cuales mejorarse desde todos los puntos de
vista; y de último, que en aquel mundo, como en el nuestro, habrán diversos
grados de desarrollo y entre estos grados puede haber la distancia que, entre
nosotros separa el salvaje del hombre civilizado. Por lo cual, vivir en Júpiter no significa que
alguien se encuentre en el nivel de los seres más avanzados que allí viven,
como otros no se encuentran a nivel de un docto Instituto, solo porque vive en
París.
También las condiciones de longevidad no son en todas
partes las mismas que en la tierra, y la edad no tiene término de comparación.
El Espíritu de una persona desencarnada desde hace tiempo, respondiendo a una
evocación, dijo de haber reencarnado seis meses antes en un mundo para nosotros
desconocido. Preguntado sobre la edad que tenía allí, replicó: -“No puedo
valuarla, por cuanto aquí no medimos el tiempo como vosotros. El modo de
existir no es más lo mismo, y el desarrollo es mucho más rápido. Tanto es
cierto que, aunque yo no esté allí sino desde hace seis de vuestros meses,
puedo decir de haber alcanzado una inteligencia equivalente a la que poseía a
los treinta años sobre la tierra”.
Muchas respuestas análogas se han obtenido de otros
Espíritus; encontramos en ellas inverosimilitud. No vemos, nosotros, sobre la
tierra gran número de animales alcanzar normalmente su desarrollo en pocos
meses? Por qué no podría ser, de la misma manera, con el ser humano, en otras
esferas? Es preciso observar que el desarrollo que alcanza el ser humano a la
edad de treinta años, no es, quizá, una especie de infancia, en comparación con
aquel que él debe alcanzar? No es lógico creer de ser en todo los prototipos de
la creación, y es un rebajar a Dios el creer que Él no pueda hacer obra de
mayor envergadura de la criatura humana.
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