domingo, 6 de octubre de 2013

70. Qué ocurre a la materia y al principio vital de los seres orgánicos al cese de la vida física?



21 de septiembre

Comentarios exegéticos
sobre El Libro de los Espíritus, de Allan Kardec:

La obra cumbre del pensamiento universal:

70.      Qué ocurre a la materia y al principio vital de los seres orgánicos al cese de la vida física?
-“La materia inerte se descompone, cuya esencia será el soporte de otra nueva; el principio vital regresa a la masa”-.
Cesada la ida del ser orgánico, los elementos de los cuales está formado se encuentran sujetos a nuevas combinaciones, que constituyen nuevos seres. Estos atraen de la fuente universal el principio de la vida y de la actividad, lo absorben y lo asimilan, para restituirlo a esta fuente, cuando cesa su ciclo de vida física.
Los órganos son, por así decirlo, impregnados de fluido vital. Éste comunica a todos las partes del organismo una actividad que obra, como en ciertas heridas, el reacercamiento, restableciendo las funciones momentáneamente suspendidas. Pero, donde los elementos esenciales a las funciones de los órganos son destruidos, o irremediablemente alterados, el fluido vital no puede transmitirle el movimiento de la vida, cesando la vida física del ser.
Los órganos reaccionan más o menos necesariamente los unos sobre los otros, y solamente de la armonía del conjunto resulta su acción recíproca. Cuando, entonces, una causa destruye esta armonía, sus funciones cesan a ejemplo del movimiento de una maquina, cuyas ruedas esenciales se hayan desajustado, como un reloj lo hace con el tiempo, o se daña por acción externa, obstaculizando que la fuerza motriz le ponga en movimiento.
Imagen todavía más exacta de la vida física y del cese de la misma, nos lo ofrece la maquina eléctrica. Ella esconde en sí misma, como todos los cuerpos de la naturaleza, la electricidad en el estado latente. Los fenómenos eléctricos no se manifiestan sino cuando el fluido sea puesto en actividad por una causa especial; y entonces, podría decirse que la maquina sea viviente. Cesada la causa de la actividad, lo hace, también, el fenómeno, regresando, la maquina, al estado de inercia. Los cuerpos orgánicos serían en cierto modo una especie de baterías o de maquinas eléctricas, en las cuales la actividad del fluido produce el fenómeno de la vida: el cese de esta actividad genera el de la vida física.
La cantidad de fluido vital no es la misma en todos los seres orgánicos: varía según la especie y no es nunca constante ni en el mismo individuo, ni en los de la misma especie. Algunos se encuentran saturados, otros tienen únicamente lo necesario; esta es la razón de que, en algunos, la vida es más activa, más tenaz y en cierto modo más exuberante.
La cantidad de fluido vital en cada ser se agota poco a poco, y puede resultar insuficiente para mantener la vida física, si no renueva con la absorción y la asimilación de las sustancias que la contengan.

El fluido vital se transmite de un ser a otro. Quien tenga de más puede darlo a quienes tienen de menos, y de esta manera reactivar la vida física, que se encontraba cercana a extinguirse. 

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