viernes, 7 de marzo de 2014

236. Los mundos transitorios, por su especial naturaleza, están destinados en forma permanente para albergar Espíritus que se encuentran en la dimensión espiritual?



07 de marzo


EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS, DÍA A DÍA
Uno de los mejores libros de todos los tiempos!!!
Autor: Allan Kardec

236.          Los mundos transitorios, por su especial naturaleza, están destinados en forma permanente para albergar Espíritus que se encuentran en la dimensión espiritual?
-“No; aquel estado es temporal”-.
Son, al mismo tiempo habitados como el nuestro, también de seres corpóreos?
-“No, por cuanto su superficie es estéril. Quienes los habitan no precisan de nada”-.
Tal esterilidad es permanente, y depende de su naturaleza especial?
-“No; son estériles por transición”-.
Aquellos mundos deben ser, entonces, desprovistos de bellezas naturales?
-“La naturaleza se traduce en las bellezas de la inmensidad, las cuales no son menos admirables de aquellas que vosotros llamáis bellezas naturales”-.
Por cuanto el estado de aquellos mundos es transitorio, nuestra tierra estará, un día, también en esa condición?
-“Ya lo ha estado”-.
En qué época?
-“Durante su formación”-.

COMENTARIO DE ALLAN KARDEC: 

No existe nada sin utilidad en la naturaleza: cada cosa tiene su finalidad; el vacío no existe; cada lugar está habitado, la vida se encuentra en todas partes. De la misma manera ha ocurrido durante la extensa serie de siglos que han transcurrido ante de que apareciese el hombre sobre la tierra; a lo largo de aquellos períodos de transición, llenos de estratos geológicos, aún antes de la primera formación de los primeros seres orgánicos, sobre esta masa informe, en este árido caos, donde los elementos se encontraban confundidos unos con otros, no faltaba la vida: seres que no tenían nuestras necesidades, ni nuestras sensaciones físicas, encontraban, allí, un refugio. Dios ha querido que, también en aquel estado imperfecto, la tierra sirviese para alguna cosa. 

Quién, por lo tanto, osaría aseverar que, entre los innumerables mundos esparcidos en la inmensidad, uno sólo, uno de los más pequeños, perdido en la cantidad, tenga el privilegio exclusivo  de ser habitado?

Cuál sería, entonces, la utilidad de los demás? Sería una suposición absurda, incompatible con la sabiduría que se manifiesta en todas las obras divinas, inadmisible por el hecho que de los planetas nosotros no vemos sino una parte infinitesimal. 

Nadie negará que en esta idea de mundos todavía no propicios para la vida, y habitados nada menos que por seres adecuados a aquellos ambientes, exista algo de grandiosidad en la cual se encuentra, quizá, la solución a muchas incógnitas.


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