21 de agosto
Comentarios exegéticos
sobre El Libro de
los Espíritus, de Allan
Kardec:
La obra cumbre
del pensamiento universal:
39.
Podemos nosotros conocer el proceso de la formación de los mundos?
-“Todo lo que se puede decir, y que
vosotros podéis comprender, es que los mundos se
forman por la condensación de la materia diseminada en el espacio”-.
COMENTARIO EXEGÉTICO de Giuseppe Isgró C.
La respuesta a esta pregunta
contiene la clave esencial para descifrar el misterio de la creación de los mundos, cuando expresa: -“..los mundos se forman por la condensación de la materia diseminada en el espacio”.
La materia es energía condensada. Quienes la condensan son
los Espíritus
elementales de la naturaleza, al vibrar en determinada frecuencia.
Cada
uno de los elementos, conocidos y por conocer, está compuesto de Espíritu, alma y cuerpo. El Espíritu del hierro, por ejemplo, vibra a la
tasa vibratoria del hierro y lo condensa, y así sucesivamente, ocurre con todos los demás elementos. Luego viene la combinación de los elementos, por ejemplo, dos moléculas de hidrógenos con una de oxígeno, forman el agua. Todas las vertientes y variantes en las respectivas
combinaciones y aleaciones, dan diversas formas de materia orgánica e inorgánica. Luego, vienen las diversas
especies de los distintos reinos naturales, además del mineral, ya mencionado.
Con una perspectiva universal de la vida, hoy sabemos que nos llega la
luz de mundos que existieron hace millones de años, y que, dada la inmensa distancia que les separaba del planeta tierra
nos sigue llegando su luz, lo cual indica que dichos mundos se formaron, se
desarrollaron y se desintegraron.
Al mismo tiempo, existen mundos en formación, descubiertos por la astronomía, lo cual índica que su creación es un proceso constante, y por lo tanto, siendo la tierra un mundo más reciente, cuando se formó ya era un procedimiento desarrollado y
puesto en práctica en millones de otros globos. Quién realiza la Creación de los mundos?
Dios?
Dios, tal como lo hemos expuesto en anteriores comentarios exegéticos, sin dejar de ser Él, y sin separarse de Él, encarna en el alma universal como un
ser individual, en los cuatro reinos naturales, tantas veces como fuere
necesario, cada vez que se va a crear un mundo originario.
El trabajo de Dios
consiste en la emanación a la conciencia individual de tantos seres como fueren necesarios, y en
la aplicación de la ley cósmica. Pero, el trabajo de la creación del mundo en particular le corresponde
a los Espíritus de los cuatro reinos de la
naturaleza bajo la dirección de los maestros de la
Creación ,
que son los Espíritus muy evolucionados.
Estos Espíritus avanzados, dada la eternidad
pasada, habrán alcanzado niveles tan elevados de
conciencia y progreso, que les permite que estén una eternidad por delante de quienes recién empiezan el proceso evolutivo.
De
acuerdo al nivel de progreso de una determinada familia espiritual, los maestros
de la creación diseñan, con antelación, el mundo que habrá de ocupar dicha familia después de que termine el ciclo de vida del que ahora habitan. Será una nueva morada con otros niveles de
estudios universales.
Efectuado el plan del nuevo mundo, los Espíritus maestros de la creación ordenan a los Espíritus elementales de la naturaleza que
condensen la energía cósmica en materia, cada uno de acuerdo
con su índole, y luego, de efectuar las
respectivas combinaciones y variantes a que hubiese lugar, de acuerdo a las
leyes de la física, de la química, de la biología, etcétera.
Cada quien, de acuerdo con el arte que domina, presta su concurso tanto en la creación del mundo como en su ulterior desarrollo. Allí vemos los diversos diseños en las especies vegetales y animales,
para adaptarle a las funciones que les son inherentes.
Es un trabajo de equipo,
bajo la dirección de los maestros de la creación, y por la ley cósmica, regidos por el Creador universal,
quien inspira, en la conciencia de cada quien, el conocimiento necesario y
precisado en cada caso, por el lenguaje de los sentimientos de los valores
universales, imprimiendo una fuerza de empuje y otra de bloqueo, para coordinar
el esfuerzo de todo el conjunto, en un perfecto orden y armonía, regido todo por la ley de afinidad,
la de justicia, la de igualdad, la de compensación y la de amor, como síntesis de la ley cósmica.
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